El mural de azulejos dedicado a Lérida en la Plaza de España de Sevilla muestra la encarcelación de Don Carlos de Viana en el año 1460.
Carlos de Trastámara y Évreux (1421 – 1461) fue hijo del Infante Juan de Aragón, conocido por sus enfrentamientos dinásticos con su padre y por ser mecenas de la cultura y las artes.
En 1423 se convierte en heredero de la Corona de Navarra y recibe el título de Principe de Viana. Su educación fue muy esmerada, alternando los ejercicios físicos con los estudios literarios y la sabia administración de los asuntos del reino, que hicieron de él un joven tranquilo y amante de la paz.
A la muerte de su madre en 1441, Carlos de Viana cuenta con 21 años. Se convierte en heredero universal de Navarra y Nemours, pero en el testamento, la reina Blanca pedía a su hijo que no tomase el título real sin la bendición y el consentimiento de su padre, pensando que con esta cláusula aseguraría la paz entre padre e hijo, pero sólo condujo a un odio irreconciliable ya que ninguno de los dos quiso renunciar a los que consideraban sus derechos a la Corona de Navarra.
El rencor entre padre e hijo aumentó cuando en 1447 Juan tomó como segunda esposa a Juana Enríquez y Fernández de Córdoba, una noble castellana (de una rama menor bastarda de los reyes de Castilla), que pronto le da un hijo que se convertiría en Fernando «el Católico», y que consideró a su hijastro como un entrometido. La madrastra Juana Enríquez, intrigante y soberbia, lanzó a su marido contra Carlos, estimulando las discordias y manifestando sus preferencias por su propio hijo Fernando, futuro Fernando II de Aragón, a quien quería que cediese todos los privilegios.
El príncipe de Viana optó por someterse a su padre, pero la intervención en los asuntos internos de Navarra llegó a tales extremos que los propios castellanos le ofrecieron expulsar de Navarra a Juan de Aragón y el tratado de Puente la Reina (8 de septiembre de 1451) determina la ruptura definitiva entre padre e hijo. Los beaumonteses tomaron partido por el príncipe de Viana y los agramonteses tomaron partido por el rey Juan y estalló la guerra civil.
En 1452 Carlos, aunque ayudado por Juan II de Castilla, fue derrotado y tomado preso. Con la concordia de Valladolid fue liberado tras prometer no tomar título regio hasta la muerte de su padre, el príncipe, y fracasó otra vez tras volver a intentar tomar las armas contra su padre, se refugió en Nápoles con su tío carnal por vía paterna Alfonso V de Aragón. En 1458 Alfonso muere y Juan es coronado como rey de de Aragón, mientras a Carlos se le ofrecen las coronas de Nápoles y Sicilia.
Él rechaza estas propuestas y tras reconciliarse con su padre vuelve a Navarra en 1459, con 38 años de edad y comienzan las conversaciones para casarse con la hermanastra de Enrique IV de Castilla, (Isabel la Católica), entonces de tan sólo 9 años de edad. Sin embargo, la oposición de Juan II, que pensaba en el hermanastro de Carlos, Fernando, entonces de 7 años de edad, fue tan violenta que ordenó desarmar y prender a su hijo Carlos en Lérida el 2 de diciembre de 1460. Fue llevado después a Aitona y más tarde a la prisión de Morella. Esta imprudente medida alborotó a todo el reino y catalanes y navarros se alzaron en su favor. Esta insurrección pronto llegó a ser general y Juan II tuvo que ceder y poner en libertad al príncipe el 25 de febrero de 1461.
Escudo de Lérida
El escudo de la ciudad de Lérida tiene su origen en el siglo XIII, posee la siguiente descripción heráldica:
Escudo en losange o rombal, de oro (amarillo o dorado), con cuatro palos de gules; sobre el todo una rama de lirio de tres tallos de sínople (verde) con flores de plata.
El timbre, corona real, abierta y sin diademas que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones, visibles cinco, interpolados de perlas.
La corona real abierta es la forma que tenía la antigua corona real, usada hasta el siglo XVI, se emplea con mucha frecuencia en la heráldica de entidades territoriales menores, municipios y provincias.