El motivo central del mosaico de azulejos decorativos dedicados a la provincia de Jaén, muestra la Batalla de Bailén, en la que el 19 de Julio de 1808 las tropas francesas al mando del general Dupont fueron derrotadas por el ejército español capitaneado por el general Castaños. Se trató de la primera derrota del ejército de Napoleón y el inicio de la expulsión de los franceses. Sin embargo, existe una mancha en esta histórica derrota. Tras la batalla, el general Castaños se comprometió a repatriar a los 9.000 franceses que se rindieron. Sin embargo, solamente lo hizo con Dupont y sus oficiales, envió al resto al Puerto de Santa María, desde dónde el gobernador de Cádiz, sin repetar el acuerdo, los desterró a la Isla de Cabrera, un lugar deshabitado e inhóspito, sin comida ni agua. Más de cinco años después, tras firmarse la paz, tan sólo quedaban vivos 3.600 de los deportados, habiéndose registrado casos de canibalismo entre los supervivientes. En la isla quedaron esparcidos los huesos de los muertos y las inscripciones de los prisioneros en las rocas, testigos mudos de los horrores que aquellos prisioneros sufrieron durante esos años.
Tiempo después, se levantó un obelisco de unos siete metros de altura, en cuyo interior una cripta contiene a modo de muestra, despojos y huesos. Un monumento a la memoria de todos aquellos que murieron en una tierra que sólo debería pisarse para el disfrute de su belleza.
Volviendo al azulejo, a la izquierda se muestra la catedral de Jaén y a la derecha el Arco de Villalar y la Puerta de Jaén en Baeza.
Escudo de Jaén
El Escudo de la Provincia de Jaén es un campo cuartelado, el primer y el cuarto cuartel de Oro y el segundo y el tercero de gules (rojo). Bordura de catorce compones: siete de gules, con un castillo de oro almenado de tres almenas, mazonado de sable (negro) y aclarado de azur, alternados con siete de argén, con un león rampante, de gules, linguado y uñado de oro, y coronado de lo mismo. Sobre el todo, en escusón de plata el rostro de Jesucristo al natural, de carnación y pelo de sable (negro).
El timbre, corona real, forrada de gules, o rojo, cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones de hojas de acanto, visibles cinco, interpoladas de perlas y de cada una de sus hojas salen cinco diademas sumadas de perlas que convergen en un mundo azur, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de cruz de oro.